Grupo Pemar

Historia
logotipos grupo pemar negativo

Pemar | Grupo

Grupo Pemar es fundado en el año 2010 por la segunda generación de la familia Pedrera Martínez en honor a Don Antonio Pedrera Soler, creador de este legado bajo los valores de la profesionalidad, la calidad y la sostenibilidad.

Los conjuntos residenciales y urbanizaciones como Villamartín Golf y La Finca Resort, actualmente promovidas con éxito por el grupo, son el ejemplo de esos valores.

El grupo cuenta además con futuros proyectos inmobiliarios, de restauración, agrícolas, de golf y de energías renovables en Guardamar, Orihuela, Villamartín, Algorfa y Jacarilla entre otras localidades.

grupo pemar
antonio pedrera

Antonio Pedrera Soler

Don Antonio Pedrera Soler, nació un 2 de abril del año 1925. Hijo único de Francisca y Antonio, conductor de tartanas. De origen humilde, la casa en la que nació se encontraba en un callejón que ni siquiera tenía nombre.

Aun siendo un niño, el pequeño Antonio conoció de primera mano la adversidad. Su padre falleció de tuberculosis cuando tan solo tenía cuatro años, dejando en su joven hijo apenas unos pocos recuerdos de su presencia. Y cuando tenía tan solo once años, España entera se sumió en la guerra. La madre de Antonio, al igual que el resto de su familia cercana, tuvo mala suerte de caer del bando de los perdedores, de manera que tuvo que trabajar muy duro para sacar a su hijo adelante, renunciando a rehacer su vida para dedicarse en cuerpo y alma a su hijo, quien desde entonces y hasta su muerte fue el centro de su vida.

Todas esas vivencias marcaron para siempre la personalidad de Antonio Pedrera, quien no dejó jamás de agradecer a su madre haberle enseñado con su ejemplo las cualidades que él mismo llego a desarrollar a lo largo de su vida.

Muchos personajes marcaron también su niñez y juventud. Alguno de ellos, como el poeta Miguel Hernández, con quien Antonio llegó a tratar y a convivir, dejaron en su persona recuerdos imborrables. Pero ante todo, la de Antonio fue una juventud atada a un sueño: escapar de la pobreza.

La aparición de un amigo de su padre, un hombre bien vestido y con sortija de oro, fue para el como una revelación. Su madre le explicó que aquel señor, de obrero pasó a ser una persona acomodada. El joven Antonio preguntó con candidez: ¿Pero es que se puede salir de la pobreza?
Y desde aquel episodio se trazó un objetivo y entendido que la única manera de conseguir aquel propósito era trabajar sin descanso y ahorrar.

Con catorce años empezó a trabajar de aprendiz de carpintero, ganando seis pesetas a la semana. Y a partir de ahí, se fueron sucediendo los trabajos casi sin descanso. Herrero, mecánico, agente de seguros, dependiente, … cualquier cosa que le ayudara a realizar su sueño.

Y la ocasión al fin llegó, tras volver de un viaje a Barcelona, se le presentó la oportunidad de montar su propio negocio de venta de tejidos. Al principio trabajaba el solo, a veces ayudado por su madre. Vendía en los mercados el género que el mismo compraba, las cuatro semanas del mes, los siete días de la semana. Hasta que consiguió ahorrar para pagar el traspaso de una pequeña tienda de ropa.

Después de esa primera tienda llegó otra y luego otra más… hasta conseguir en pocos años un terreno en el que montar su propia fábrica de confección. De ahí el salto a vender fuera de Alicante, primero al resto de España y después al extranjero. La primera fábrica finalmente se quedó pequeña, los pedidos se amontonaban, la confección manual dejó paso a la confección industrial, hasta que, finalmente, en la mitad de su vida, Antonio Pedrera alcanzó su sueño.

La empresa que había creado, Drape-coti, empleaba a casi 2.000 personas, y era, con diferencia, el principal motor industrial de su Orihuela natal. Después de eso, Antonio fue extendiendo su faceta empresarial a otros ámbitos. Montó una fábrica de aluminio, otra de repostería industrial y un complejo deportivo. De ahí dio el salto a la construcción, siendo el primer promotor del corredor del mediterráneo en construir campos de golf.

Y cuando finalmente, en el 2013, Antonio Pedrera falleció, dejo atrás un legado de vivencias únicas que enriquecieron todos los momentos de su vida. Aquel niño huérfano que se crio en una España desgarrada por la guerra, no solo había cumplido sus sueño de escapar de la pobreza, sino que en el camino había levantado un imperio textil, había triunfado como constructor, además de, entre otras cosas, ser presidente de la Cámara de Comercio, fundar un canal de TV local, ostentar cargos honoríficos en una caja de ahorros y presidir el club de futbol de Orihuela, su ciudad natal. Sin duda, una vida plena.